domingo, 26 de octubre de 2008

SECTORES



Dos fueron los sectores destacados de la primera revolución industrial: la industria textil por ser la primera donde se produjeron los cambios que diferencian a una industria moderna de una actividad artesanal, y la industria siderúrgica, cuyos productos revolucionaron las demás actividades económicas.

LA INDUSTRIA TEXTIL

La industria textil fue la primera en desarrollarse. De hecho la producción de telas era desde hacía siglos una importante actividad económica en Gran Bretaña, tanto de tejidos elaborados a partir de lana (el sector más tradicional) como, más modernamente, de algodón. Parte importante de esa producción era exportada siendo Gran Bretaña uno de los mayores productores textiles del mundo desde décadas antes de iniciarse la completa industrialización del sector. Buena parte de esa producción se basaba en el llamado Sistema Doméstico. Precisamente la industrialización significará el paso progresivo de la producción artesanal en el ámbito doméstico mediante la utilización de herramientas o máquinas muy sencillas a la producción en grandes factorías (factory system) con decenas de telares movidos con energía hidráulica o por medio de máquinas de vapor.




A lo largo del siglo XVIII la industria textil conocerá importantes innovaciones técnicas. La mayor parte de las cuales serán realizadas por artesanos sin especiales conocimientos científicos. El estudio de estas innovaciones ha sido interpretado desde distintos puntos de vista, el más sugerente de todos es aquel que considera unos inventos como "respuesta" a los desequilibrios creados por un invento anterior. La historia de esos desequilibrios permite comprender uno de los aspectos esenciales de la industria moderna: la innovación continua y acelerada, frente a técnicas y herramientas artesanas que habían permanecido casi inmutables durante siglos. En apenas cincuenta años unos pocos inventos acabarán con herramientas centenarias y abrirán paso a la producción en masa.

En 1733 John Kay patentó un telar con lanzadera volante que permitía duplicar la capacidad de tejido de los artesanos ingleses. Si ya antes eran necesarias cinco o seis personas hilando para mantener ocupado a un tejedor con los nuevos telares aumentó de manera notable la demanda de hilo. Hasta entonces el proceso de hilado se realizaba con la rueca o con el torno de hilar: el trabajador con sus manos o accionando un pedal hace girar una rueda que mueve un único huso donde se va enrollando el hilo.

Ante la nueva demanda de hilo la respuesta sería la máquina hiladora spinning jenny que multiplicaba la capacidad de los hiladores, aunque aún utilizaba como energía la fuerza humana de los trabajadores.


Pero probablemente el salto a un sistema industrial se dio con la invención de una máquina hiladora que utilizaba como fuerza motriz el agua, la llamada water frame patentada por Richard Arkwright. Este invento exigía la concentración de numerosas máquinas y obreros trabajando a jornada completa bajo el techo de un edificio situado junto a una potente corriente de agua: Arkwright puede ser considerado el creador de la primera fábrica moderna. En pocos años este sistema de fábricas habrá sustituido al hasta entonces mayoritario sistema doméstico.


La mecanización del hilado pronto puso de manifiesto sus ventajas y, a pesar de que muchos trabajadores observaban las nuevas máquinas con desconfianza e iniciaron las primeras protestas obreras, pues pensaban que les quitaban sus puestos de trabajo; en los últimos veinte años del siglo XVIII se emprendieran intentos por mecanizar otras labores textiles como el tejido. El paso más importante se dará con la puesta en marcha de los primeros telares mecánicos movidos con máquina de vapor. Ya hacia 1785 Cartwright había patentado un telar mecánico movido por fuerza hidráulica. En los años siguientes, varios inventores perfeccionaran este telar al que conseguirán aplicar la fuerza del vapor de una forma eficiente. Hacia 1800 una frenética carrera se ha iniciado en Gran Bretaña que hará surgir cientos de fábricas donde máquinas movidas con la energía del vapor hilan y tejen.


La historia de las invenciones en la industria textil arroja luz sobre el nuevo mundo que surge con la industrialización: cuando un invento mejora la productividad de una rama de la industria, inmediatamente se hace sentir la necesidad en otras ramas para responder a la nueva demanda.


LA INDUSTRIA SIDERÚRGICA

La industria siderúrgica es con la textil básica para entender la industrialización de Gran Bretaña. El desarrollo de este sector es posterior al textil. La siderurgia era ya desde hacía siglos una importante actividad en Gran Bretaña, aunque su futuro estaba amenazado por la progresiva escasez de carbón vegetal: el creciente uso doméstico de madera, la construcción de las flotas y la propia siderurgia estaban a punto de acabar con los bosques británicos.
En este contexto resultaron fundamentales los trabajos de pioneros como Darby que consiguió en los primeros años del siglo XVIII la producción de hierro utilizando carbón mineral. El hierro resultante era de escasa calidad, pero a lo largo del siglo se fueron introduciendo mejoras que mejorarán su calidad y desplazará el uso de hierro producido con carbón vegetal. El hierro irá sustituyendo a la madera en herramientas agrícolas, estructuras de edificios, piezas de máquinas, herramientas artesanales... La utilización de carbón mineral tendrá otro efecto: si hasta entonces la producción de hierro estaba dispersa por la campiña inglesa en forma de pequeñas forjas, ahora se construirán grandes complejos en la cercanía de las minas de carbón inglesas y del sur de Gales. La tendencia a la creación de grandes factorías (
factory system) es aún más acentuado que en el caso de la industria textil.


Algunos datos sobre la producción de hierro pueden ilustrar el enorme crecimiento de este sector, y así, si en 1720 la producción de hierro era de 25.000 toneladas en 1796 ya ascendía a 125.000, y en 1850 ya pasaba de 2.500.000 toneladas. En 1.851 para albergar la Primera Exposición Universal celebrada en Londres se construyó el Crystal Palace, fabricado íntegramente de hierro y vidrio.


Símbolo de los nuevos tiempos es la construcción en Coalbrookdale (finalizado en 1779) del primer puente fabricado íntegramente con hierro. Sin el hierro (y pronto el acero) de buena calidad y barato producido en las nuevas factorías británicas hubiese sido imposible el desarrollo de la máquina de vapor de Watt, los raíles ferroviarios y las locomotoras, los cascos de los modernos barcos de vapor...

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